La voz de las silenciadas
Por este motivo, proponemos esta campaña de colaboración, en la que llevaremos de manera itinerante la exposición por diferentes ciudades de España, para reavivar la conversación sobre las posibles situaciones de trata a las que se ven expuestas las mujeres marroquíes.
El camino de las fresas
España, país de temporeras
El trabajo agrícola en España sufre carencia de mano de obra. Según los datos del Ministerio de Agricultura, solo el 0,23% de la tierra en España está gestionada por menores de 25 años, mientras que los menores de 35 años, que se dedican profesionalmente al campo, no llegan al 5%1
Sin embargo, España es el segundo país del mundo en superficie de invernaderos y el primero en exportación de fresas, siendo la localidad de Huelva2 especialmente importante en la producción y comercialización de este producto.
Para llevar a cabo este trabajo se necesita gran cantidad de mano de obra externa. Por ello, cada año esta industria demanda más de 80.000 trabajadoras entre marzo y mayo, lo que desencadena grandes movimientos migratorios de mujeres provenientes de Marruecos y Huelva3
Sin embargo, hay que destacar que el sistema mediante el que se realiza estas contrataciones, así como la vulnerabilidad de las personas migrantes, suelen generar un clima propicio para la captación y explotación de mujeres marroquís, para la trata con fines de explotación sexual y laboral, que las redes de trata aprovechan.
La captación en Marruecos
La contratación de mano de obra migrante en el país de origen (también llamada GECCO) durante la temporada de fresas se realiza a través de la Agencia Nacional de Empleo de Marruecos (conocido como ANAPEC). Las empresas freseras hacen llegar a la Embajada de España en Rabat, sus necesidades de contratación, y estos se comunican con el ANAPEC, quien se encarga de la preselección de personal para que finalmente la patronal fresera española realice la selección definitiva del personal. 4
En los anuncios de empleo publicados, además, suelen aparecer de forma explícita los tipos de perfil profesional que buscan conseguir. Entre ellos debemos llamar la atención sobre aspectos mencionados como:
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Ser mujer.
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Tener entre 25 y 45 años.
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Justificar experiencia profesional en el área agrícola.
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Residir en una zona rural.
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Buena salud.
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Ser madre a cargo de niños menores.
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Estar casada o viuda.
Esta segmentación en los anuncios hace que los perfiles que seleccionados partan de una situación de vulnerabilidad. Razón por la que, en muchas ocasiones, las redes de trata aprovechan estos canales legales para detectar víctimas potenciales y realizar la captación.
Los campos de fresas, una puerta de entrada para la trata
Además de la situación de vulnerabilidad en su país de origen, los perfiles seleccionados también parten de una situación de vulnerabilidad en España, ya que, en muchas ocasiones, al desconocimiento del idioma y los derechos laborales, se deben sumar las condiciones contractuales propias del destino: el aislamiento tanto de su familia como de su círculo cercano y, en muchas ocasiones, la ausencia de intimidad por la obligación de compartir un alojamiento o incluso, habitación.
En este marco, existen claras evidencias de una diferenciación de género, ya que el Informe de la Mesa para la Integración de la Provincia de Huelva estima que de las 3.000 personas que viven en los asentamientos, el 70 % de los hombres cuenta con permiso de trabajo, mientras que el porcentaje de las mujeres se encuentra en el 30%5.
La necesidad de seguir manteniendo económicamente a sus familias y el desconocimiento por los recursos y derechos que les amparan, lleva a estas mujeres a aceptar condiciones de explotación sexual y laboral6.
Hacia la explotación laboral
Aunque en muchas ocasiones la contratación se haga a través de los canales oficiales, las condiciones laborales no suelen ser las pactadas y tampoco se cumplen las condiciones de vivienda ofertadas, ya que, además:
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Deben pagar fianzas y contratar seguros que se ignora qué cubren.
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En ocasiones se niega el acceso a la sanidad y/o se les descuenta de sus nóminas.
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Están dadas de alta en la Seguridad Social a media jornada cuando, en realidad, trabajan a jornada completa.
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Se incumplen las medidas de prevención de riesgos laborales.
A nivel de vivienda:
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Los alojamientos están sobrepoblados.
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Ausencia o falta de instalaciones higiénicas básicas:
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Sin agua potable ―forzándoles a utilizar el agua de las fincas que ha sido tratada con productos químicos―.
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Sin suministro eléctrico―causando fallecimientos por incendios de las instalaciones―.
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Sin un sistema de eliminación de residuos.
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Una vez termina la temporada, en muchas ocasiones, estas personas se ofrecen a seguir trabajando en las fincas en una situación administrativa irregular, exponiéndose a condiciones peores que cuando formaban parte del contingente de contratación7.
Entre las situaciones identificadas podemos exponer, por ejemplo:
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Trabajo nocturno para evitar las inspecciones.
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Jornadas que alcanzan las 60 horas semanales.
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Salarios que no cumplen con el mínimo legal.
La vía de la explotación sexual
Desde las diferentes fuentes consultadas y en los recientes informes disponibles, se han identificado tres maneras comunes en las que estas mujeres pueden ser explotadas sexualmente:
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En los propios asentamientos, las personas que las contratan pueden valerse de su situación de poder para explotarlas sexualmente.
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En muchas ocasiones, las redes de trata se valen de la recogida de fresas para hacer falsas ofertas de trabajo y, una vez que estas personas se encuentran en España, son trasladadas a pisos para saldar la deuda que tienen.
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Algunas de las mujeres que se quedan en el territorio establecen la unión con hombres marroquíes y generan una relación de gran dependencia. Estos hombres suelen llevar varios años en el territorio y les ofrecen diferentes recursos: empadronamiento a cambio de una cantidad de dinero o de relaciones sexuales, así como el ofrecimiento del matrimonio para poder regularizar su situación, a cambio de cederle una parte importante de su salario8.
Numerosas organizaciones nacionales e internacionales han llamado la atención sobre la situación que viven las temporeras de la fresa en Huelva. Entre ellas cabe destacar el Grupo de expertos del Consejo de Europa sobre la lucha contra la trata de seres humanos y su tercer reporte de evaluación a España (2023) 9 en el que, tras una visita a terreno, llama la atención sobre las condiciones de los campos, así como el alto riesgo de la existencia de víctimas de trata de seres humanos en los mismos.
Conoce más sobre esta exposición
y The Strawberry Girls
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Bibliografía
- 1 Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. (2020). Estudio sobre el acceso a la Tierra: documento final del Grupo Focal de Acceso a la Tierra.
- 2 Justicia Alimentaria. (2022, December 28). El ingrediente secreto. Explotación laboral en la alimentación española.
- 3 Brigada feminista de observación. (2021, July 14). La situación de las jornaleras en los campos de fresa de Huelva. Informe Jurídico. Jornaleras En Lucha.
- 4 IBID
- 5 Mesa de la Integración. Resumen ejecutivo: realidad de los asentamientos en la provincia de Huelva, 2017.
- 6, 7, 8 Fernández, M. M., & Quiroga, A. F. (2023). La trata en las mujeres temporeras y asentamientos en Huelva, España: nuevas vulnerabilidades, nuevos desafíos. Revista Espiga, 22(46), 179-180.
- Council of Europe. (2023, June 12). GRETA publishes its third report on Spain. Action against Trafficking in Human Beings; Council of Europe.