Desde el compromiso de la entidad, abordamos los casos de violencia de género en coordinación con los diferentes agentes externos que intervienen, como pueden ser la red de atención estatal contra la violencia de género, los diferentes centros de servicios sociales y las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado (UFAM-EMUME) o los diferentes recursos de titularidad pública y privada que intervienen con carácter local. En el gráfico Derivación y Trabajo en Red contabilizamos un total de 13 derivaciones externas y 153 reuniones con carácter interdisciplinar en materia de violencia de género, durante el segundo semestre de 2023.
Entre los servicios de atención que facilitamos cabe destacar el servicio de atención psicológica, el servicio de asesoramiento jurídico, el apoyo desde el área socioeducativa, el servicio de orientación para el empleo y las formaciones para el aprendizaje del idioma español, entre otras actividades.
Desde el Área de Protección Internacional y Migraciones de Diaconía España realizamos, en el periodo señalado, 29 acciones en materia de sensibilización y 175 formaciones en materia de igualdad de género, no discriminación y violencias machistas, dirigidas tanto al personal técnico de intervención como a las personas beneficiarias del programa de acogida.
Destacamos, del mismo modo, el impacto positivo que tiene el Proyecto Semilla desde su puesta en marcha. La asignación de diferentes figuras que actúan como referentes en materia de violencia de género, además de implementar el proyecto y realizar acciones de formación y sensibilización, promueven el establecimiento de redes socio-comunitarias que permiten el apoyo de las personas beneficiarias en la sociedad de acogida. El Proyecto Semilla, que se realiza con un enfoque de Derechos Humanos, perspectiva de género e interculturalidad, mediante una coordinación y comunicación interdisciplinar tanto a nivel interno como con agentes externos, pretende evitar también la revictimización de las mujeres y menores supervivientes de la violencia de género.
No obstante, debemos señalar que, entre las dificultades identificadas por los diferentes equipos de intervención existe una carencia de recursos económicos, la ausencia de redes sociofamiliares que puedan suponer un apoyo ante situaciones de violencia detectadas, las barreras idiomáticas, y las complejidades en la situación legal administrativa de las mujeres, impidiendo su acceso al mercado laboral; una situación de burocratización institucional que limita que estas personas puedan avanzar hacia el desarrollo de sus vidas.
Por último, debemos señalar la carencia de recursos habitacionales que atiendan a mujeres en situación de sinhogarismo una vez que causan su salida del programa de acogida, escenario que las relega a un contexto de exclusión social y expuestas a sufrir situaciones de violencia sexual, física o verbal, entre otras violencias. Por esta razón, observamos necesario que, además de ampliar la oferta de plazas de acogida para mujeres, se flexibilicen los reglamentos internos de la red de recursos de alojamiento para mujeres y menores supervivientes de violencia de género, los cuales no permiten el acceso a aquellas mujeres que presentan patologías relacionadas con trastornos de salud mental, adicciones o la confluencia de ambos aspectos, representados en una patología dual.
En una sociedad comprometida invitamos a todos los actores a participar en esta mejora de los procesos de atención hacia las mujeres en solicitud o situación de Protección Internacional. Solo de forma coordinada podremos mejorar la prevención e intervención ante este crimen social de la violencia hacia las mujeres, que amenaza a nuestra sociedad.