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En la década de los 30, Buenos Aires se había convertido en un paraíso para las redes de explotación sexual. Desde hacía tiempo, miles de chicas eran engañadas desde Europa para ejercer la prostitución. Por la ciudad, había numerosas redes de proxenetas de diferentes procedencias que explotaban a mujeres jóvenes (a veces menores de edad).

Ruchla, como tantas otras jóvenes polacas, partió hacia Argentina buscando un futuro mejor. Estaba casada con Yaacov Ferber, tenía dos hijos pequeños y decidió encontrarse con su marido que había llegado tiempo atrás. A su llegada, la familia se dirigió a Tapalqué, en la provincia de Buenos Aires.

Al poco tiempo del reencuentro entre ambos, Yaacov murió de tuberculosis. Ruchla, que para ese entonces pasó a llamarse Raquel, —se solían castellanizar los nombres de los inmigrantes— dejó a sus hijos al cuidado de unos conocidos y se instaló en la capital.

Zwi Migdal: el cabecilla de una de las mayores redes de trata que operaba en Argentina

Bajo el falso pretexto de crear una unidad de Socorros Mutuos en la ciudad de Buenos Aires, la organización Zwi Migdal escondía una compleja red de explotación sexual. La organización, que contaba con más de 400 miembros en Argentina, llegó a tener unas ganancias anuales de 50 millones de dólares.

Liberman estuvo explotada sexualmente durante varios años en los prostíbulos de la Zwi Migdal hasta que consiguió saldar “su deuda”.

Tras haber intentado escapar de las redes de trata en dos ocasiones y haber sido estafada con más de 60 mil pesos por un proxeneta, Raquel Liberman denunció.

Denunciar la red criminal: un paso para luchar contra las redes de trata

En la denuncia, Raquel Liberman describió el funcionamiento de la red criminal que le había captado y retenido durante varios años. Tras este hecho el juez encargado ordenó 108 detenciones y la captura de 334 prófugos.

Aunque la influencia de la red de trata logró que solo se dictara prisión preventiva a tres integrantes, en el año 1936 se materializó el compromiso del Estado argentino por penar la promoción, facilitación y explotación de la sexualidad ajena por un tercero, tipificándolo legalmente con la sanción de la Ley 12.331.

Esta ley tuvo como objetivo principal sancionar a los locales donde se ejercía la prostitución y a quienes la demandaban. Esta fue, sin duda, la respuesta legislativa que se llevó a cabo después de que el 30 de mayo de 1930 el juez Manuel Rodríguez Ocampo diera origen a la investigación que terminaría con el allanamiento de la sede central de la Zwi Migdal.

A partir de entonces, Argentina adhirió el modelo abolicionista y la historia de Raquel Liberman ha servido como ejemplo para muchas otras mujeres en todo el mundo. De la misma forma, su vida ha servido como fuente de inspiración para la creación de los ‘Premios Raquel Liberman’ dedicados a los derechos humanos contra la violencia de género en Argentina, así como para autores que se han basado en su vivencia para escribir libros como “La polaca” o “Mistonga florcita de lis”.

Historias como la de Raquel Liberman han servido para visibilizar y tipificar el delito de la trata de personas a lo largo de la historia. Pero no debemos olvidar que la trata no es un problema del pasado y que actualmente se conoce como la esclavitud del siglo XXI. Por ese motivo, es primordial que todas las esferas sociales —públicas y privadas— sigamos trabajando juntos para conseguir un mundo libre de trata.

¿Qué puedes hacer tú para luchar contra la nueva esclavitud del Siglo XXI?

  • Comparte post e información en tus redes sociales para sensibilizar en tema de trata de personas.
  • Supervisa que tus hijos/hijas o personas adolescentes de tu entorno accedan a contenidos adecuados para su edad.
  • Establece una comunicación abierta con tu círculo cercano sobre la trata de personas.
  • Denuncia si crees conocer algún caso de trata de personas y explotación sexual. Recuerda que no es necesario que estés totalmente seguro/a, si tienes sospechas, puedes llamar a nuestro teléfono 24 horas o al teléfono especializado en trata de la Policía Nacional: (Diaconía: 670 33 71 53, Policía Nacional: 900 10 50 90)

Desde Diaconía España, seguiremos trabajando para aportar nuestro trabajo y compartir acciones encaminadas a acabar con esta realidad. Puedes seguir nuestras iniciativas en www.desactivalatrata.es y en www.diaconia.es.

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